domingo, 29 de enero de 2017

Museo del Carlismo: la izquierda no paga traidores

LA IZQUIERDA NO PAGA TRAIDORES

Izquierda Unida de Navarra, tanto en recientes mociones parlamentarias (triste sino el de la reducción de la legislación navarra al parlamentarismo liberal) como en diversos artículos firmados por destacados militantes de dicho partido, se ha venido refiriendo en duros términos al Carlismo a cuenta de la gestión del llamado "Museo del Carlismo" de Estella. No vamos a entrar hoy en el fondo de esas mociones, pues son reflejo del sectarismo típico de la izquierda y su odio a la Navarra tradicional de siempre: la que se sumó en bloque mayoritario al glorioso Alzamiento contra el Frente Popular anticristiano y la república masónica. La Navarra católica, foral y española.

La Comunión Tradicionalista siempre mostró sus cautelas, cuando no abiertas discrepancias, ante dicho Museo. En un artículo del año 2010 se advertía:

"Desde hace años fundaciones y asociaciones de carácter privado y comunitario, con el concurso y la participación del pueblo carlista, vienen manteniendo con bastante eficacia dicho legado. Dichas instituciones además gozan de la suficiente independencia para preservar dicho legado sin desvirtuarlo. En el caso actual será una institución de carácter estatal, esclava de los contextos políticos de cada momento, la que administre dicho legado. Asimismo la irrupción de una institución estatal y política sitúa a las instituciones privadas y comunitarias en una situación de debilidad, pues implica que la institución estatal puede acaparar más fondos, tanto por su mayor financiación a través de tributos como por gozar de los privilegios inherentes a su carácter de organismo estatal. En este aspecto concreto se suscita uno de los grandes puntos de la doctrina carlista, en relación a la preeminencia de la sociedad frente a lo estatal. Con este Museo cabe el riesgo muy cierto de que contrariamente a dicha doctrina se produzca una preeminencia de lo público frente a la sociedad".

Desde entonces la evolución de dicho Museo ha ido de mal en peor, con exposiciones insulsas, materiales miserables y explicaciones deficientes de los mismos. Además sirvió para que el expríncipe Carlos Hugo diese sus últimos coletazos públicos y su hijo los primeros, aumentando la confusión al unir sus nombres al carlismo, con el concurso por cierto de una sedicente "junta de gobierno".

En la actual dinámica de demencial manipulación histórica, de cancelación de la memoria por la ideología (a decir de S.A.R. Don Sixto Enrique), era cuestión de tiempo que la izquierda sacase sus garras contra la más mínima expresión del carlismo, por muy desvirtuada que la misma estuviese. La izquierda es cainita y taleb. Y no paga a los traidores que, como tontos útiles, un día utilizó en su labor de subversión del orden natural. Una vez desvirtuados y desnaturalizados los actos de Montejurra y alimentada la ficción del partido (anti)Carlista, ni siquiera va a tolerar de cara al futuro la mera mención del mismo, por más que histéricamente ese partido (anti)Carlista se dé golpes de pecho de extrema izquierda y separatismo. Ya se encuentra amortizado.

A los residuos huguistas, que —recordemos— participaron como fundadores en ese engendro llamado Izquierda Unida, del que luego fueron despreciados, les vienen al dedo dos exclamaciones de nuestra historia patria: el de la Sultana Aixa, madre de Boabdil, "Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre"; y "Roma no paga traidores", frase que les dijo a los asesinos de Viriato el cónsul romano Servilio Cepión, antes de ordenar que fueran ejecutados por traidores, cuando éstos fueron en busca de la recompensa prometida por Marco Pompilio por traicionar y asesinar al principal caudillo lusitano.

1 comentario:

  1. La izquierda odia particularmente al Carlismo, por su carácter popular, porque desmiente su visión histórica de que las clases populares eran progresistas y revolucionarias. Su idealismo ideologizado les hace creer que el pueblo es de "izquierdas" y sus enemigos siempre ricos, banqueros, terratenientes, militares, fascistas...esa visión se desmiente con la realidad de todas las revoluciones, empezando por la francesa, que son siempre anti populares. Por eso, ese odio y ese intento de IU de ensuciar y destruir la memoria del Carlismo y especialmente del Requeté. No pueden soportar que el pueblo, los campesinos, las clases populares fueran antirepublicanas, y que el Requeté les barriera del mapa, en un auténtico clamor popular. El Carlismo es el obstáculo principal para reinterpretar la última guerra civil según sus mitos ideologizados: el pueblo contra los militares, los terratenientes alzados. El Carlismo, su fuerza popular y especialmente Navarra es la prueba de esa falsedad y de ahí su odio visceral. No soportan la realidad del apoyo total de Navarra al Alzamiento.

    Es gracioso ver los lloriqueos de los huguistas de EKA, al verse despreciados por su antiguos aliados de IU. Y es que la izquierda no es tonta y nunca se creyeron las mentiras y absurdos divulgados por el huguismo sobre el Carlismo y su historia; los utilizaron mientras fueron útiles, pero no son tan tontos para creerse las falsedades del huguismo, y siempre han sabido que su verdadero enemigo es el Carlismo de siempre, el auténtico. Los tontos sirven mientras sirven, luego nadie les hace caso.

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