miércoles, 28 de septiembre de 2011

El Carlismo y la estupidez del separatismo

Porque los nacionalismos regionalistas son la consecuencia de dos cosas; de una desazón psicológica y de un positivismo ideológico.

La desazón psicológica apareció cuando la derrota del Carlismo hizo presentar como sola manera de defender las personalidades regionales, separar la causa foral (que es variedad) de la legitimidad monárquica (que es la unidad precisa). Con lo que se rompió el maravilloso equilibrio de las Españas verdaderas y las energías de la dispersión aspiraron a quebrar la unidad española desde el momento en que dejaron de frenarlas las fuerzas de la cohesión de la realeza.

El positivismo ideológico nació cuando fue necesario dar raíz a semejantes posturas destructoras. Ayudó la moda sutil del tiempo y ayudó la negación de la historia de las doctrinas liberales. Búsquese construir las realidades fuera de la historia, apelando a los criterios inmediatos de la raza o de la geografía, asumidos de un modo directo y no tomados a través de su influjo en la historia, de la cual se quiso renegar. Fue la hora de la raza "baska" o de "los hechos diferenciales catalanes" donde se acoge a los datos físicos en su eficacia inmediata, sin ponderarlos en su dimensión histórica de repercusiones seculares.

Pudimos los carlistas ser en una pieza españolísimos y regionalistas porque nunca caímos en equívocos tales. Afirmamos la plenitud de la historia política y la recogímos en su realidad perfecta, sin despeñarnos en el positivismo que desdeña la tradición que es historia acumulada, ni romper el equilibrio justo que sujeta la variedad fecunda a la unidad de la realeza.

Fueros y Monarquía eran los dos pilares, en los que asentamos sólidamente la vigencia de una Tradición que quisimos continuar a la española, sin copiar las sucesivas modas europeas de absolutismos y liberalismos. Por eso pudimos pensar, coincidiendo con ello con cierta aguda mente también españolísima, que los nacionalismos son una estupidez. Dios quiera que la hora presente del afan europeizante no nos haga renegar de nuevo de la Tradición y tropezemos en esa otra estupidez en boga que es sacrificar la Historia viva en los altares de la Técnica quimérica.

Francisco Elías de Tejada. Carlismo y separatismo. El Pensamiento Navarro, 26 de enero de 1971

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