lunes, 17 de mayo de 2010

La Hispanidad mediterranea; una visita al Nápoles Hispánico

El Matiner Carli, como blog contrarrevolucionario catalán publica con orgullo una pequeña crónica de un correligionario sobre su periplo en Nápoles, donde el legado aragonés de dicho Reino se encuentra participado por la tradición y la cultura catalana.

MOMENTOS NAPOLITANOS

Estoy convencido de que un tradicionalista hispánico no puede serlo en su integridad sin englobar en el concepto de Hispanidad la obra aragonesa en el Mediterráneo. Los primeros enunciadores de la Hispanidad lo hicieron en un contexto muy determinado, por lo que se centraron en un ámbito restringido de lo hispánico: el de América y Asia. Sin embargo Elías de Tejada y su escuela complementaron en el ámbito de la especulación teórica, así como en el de la documentación histórica, toda la magnitud de lo hispánico con una apología inapelable de las glorias de Aragón; en cuyos reinos fructificó lo más puro del pensamiento antieuropeo. Animado por esta convicción en una reciente visita a la Península Itálica hice escala unos días en Nápoles, aprovechando la hospitalidad de un buen amigo y colega de profesión que desde el primer momento en que nos conocimos me hizo una solemne invitación a "el Reino de Nápoles", dicho tal cual, con naturalidad, y sin que sus palabras denotasen ningún anacronismo o folclorismo, sino la memoria viva de una identidad presente.

Años antes de morir, Juana II, Reina de Nápoles, sintiéndose en peligro, pidió ayuda a Alfonso de Aragón, Rey de Sicilia, legitimándole en el derecho a la sucesión. Traicionando la palabra dada Juana II designó a Renato de Anjou como heredero, lo que provocó la ira del soberano aragonés, que en el 1442 asedió y conquistó Nápoles. Fue el inicio del periodo aragonés, que aportó desarrollo económico y civil a la ciudad, y a partir de la corte fue posible la penetración de los ideales del arte del renacimiento: artistas como Giovanni Pontano, Jacopo Sannazaro, Pietro Summonte, Pietro Beccadelli y Lorenzo Valli pudieron manifestar el talento propio gracias al clima virtuoso promovido por Alfonso, que se mereció el apelativo de Magnánimo. Un grandioso testimonio de aquel periodo permanece en el patrimonio artístico de la ciudad: repárese en el arco marmóreo del Maschio Angioino o Castel Nuovo (voluntad propia del soberano para celebrar la conquista de la ciudad), en la iglesia de Santa Ana dei Lombardi, en aquella de San Angelo al Nilo, realizadas con la contribución de grandes artistas como el Vasari y Donatello.

La llegada al puerto de Nápoles, puesto como no podía ser de otro modo bajo la protección de la Virgen del Carmen, nos permitió disfrutar de las magníficas instalaciones de su puerto pesquero y deportivo, y de los buenos vinos blancos de la tierra junto al magnífico pescado que se prepara en el Borgo Marinari. Allí el impresionante Castell del´Uovo, con impresionantes vistas de toda su bahía, islas e islotes, así como de la exuberante campiña volcánica, jalonados sus caminos por la Santa Cruz como protectora del peregrino de tantos santuarios que llenan la tierra napolitana, así como de altares al Sagrado Corazón y al Santo Padre Pío de Pietralcina, auténticas devociones contrarrevolucionarias. Curiosamente coincidimos con unas exposiciones de pintores españoles contemporáneos, de diversa factura y calidad. Sin embargo lo que más nos interesó fue la huella que el periodo aragonés dejó sobre el mismo, minuciosamente detallada en carteles informativos. Pronto nos dirigimos al Museo del Príncipe de Aragón Pignatelli Cortés situado en Riviera di Chiaia, custodia de la importante colección de arte del Banco de Nápoles. Banco del pueblo que inicia su declive social con motivo de la invasión y brutal expolio garibaldiano. Desde allí pasamos al Maschio Angioino, que construido en el siglo XIII por los Anjou, fue totalmente reestructurado por Alfonso I el Magnánimo, que lo rehizo de acuerdo a las nuevas técnicas militares y arquitectónicas. Su parte mas espléndida es el llamado Arco de Aragón (Arco d´Aragona), que es un arco de triunfo, que celebra el ingreso en Nápoles de Alfonso I de Aragón , el 26 de febrero de 1443. De allí al magnífico Palacio Real, situado en la amplia plaza del Plebiscito, en su exterior tiene estatuas dedicadas a los mas importantes reyes que pasaron, y marcaron, la historia de Nápoles. Aunque resulte entre paradójico e ignominioso que compartan espacio figuras tan antagónicas como Alfonso el Magnánimo, el Emperador Carlos V y el Rey Carlos III con indeseables como Murat o Víctor Manuel III. El Palacio Real de Nápoles fue iniciado en el año 1601 por el virrey de Nápoles, Fernando Ruiz de Castro, en previsión de una posible visita del rey Felipe III de España a la ciudad que no se llegó a realizar. El proyecto inicial fue encargado al arquitecto Domenico Fontana que ya había realizado importantes obras en Roma para el Papa Sixto V. En su fachada también podemos apreciar la simbología asociada a estos reyes, y así, nos podemos encontrar con los característicos emblemas de Aragón, la cruz de San Jorge con las cuatro cabezas de moros cortadas y el escudo con las Barras de Aragón, que enmarca y realzan la figura de Alfonso I.

(uno de los carteles que llenan estos días el centro de Nápoles anunciando la reedición en lengua italiana de la magnífica obra de Elías de Tejada, "Nápoles Hispánico", a cargo de Silvio Vitale, el interés por el estudio de la etapa hipánica del Reino de Nápoles ha crecido con ocasión de los fastos oficiales del 150 aniversario de la "unificación italiana", impuesta por la fuerza por los invasores liberales garibaldianos, contra el Papado y los Reinos tradicionales de la Península Itálica")

Muy cerca de allí, en torno a la imponente Gallería Umberto I, cerca de la calle que recuerda al Virrey Pedro de Toledo y que desemboca en el Quartieri Spagnolo, empezamos a ver los primeros carteles anunciadores de la reedición en lengua italiana de la obra de Francisco Elías de Tejada, conocidísima y popularísima en todo Nápoles. De hecho los estudios sobre el periodo aragonés del Reino de Nápoles están de máxima actualidad, sobre todo en el ámbito universitario, en el que se estudia en profundidad el papel del Colegio Bilateral y de los Virreyes usando como libro de referencia precisamente la obra de Elías de Tejada. A esta situación debe mucho la labor de difusión del tradicionalismo napolitano, de estricta observancia contrarrevolucionaria, tanto en lo político como en lo religioso y que recordemos que este año ha conmemorado el 40 aniversario de su cita más importante: los actos políticos, culturales y religiosos de Civitella del Tronto, el Montejurra napolitano, con la destacada presidencia de S.A.R. Don Sixto de Borbón, Abanderado de la Tradición Hispánica.

En otros aspectos menores, pequeños detalles de la vida cotidiana napolitana también se puede dejar sentir la peculiaridad del sur. Tuvimos ocasión de asistir a un partido de fútbol y comprobar como las bufandas del equipo local lucían el escudo del Reino de Nápoles y como las mismas eran exhibidas con pasión frente a los tifosis rivales, del Atalanta, equipo piamontés y con una afición marcadamente izquierdista que recibió todos los desprecios de los aficionados locales.

Nápoles sufre problemas sociales y económicos estructurales, muchos de los cuales traen causa de la nefasta invasión garibaldina. Esta compleja problemática y sus funestas consecuencias exigiría una análisis más detenido. Sin embargo por encima de todo si algo merece la pena resaltar de Nápoles es el calor y la bonhomía de sus gentes que unánimemente recibieron fraternalmente a un español de la Península Ibérica en este bendito pedazo de la Hispanidad.

Editoriale Il Giglio

L´Alfiere. Publicación Napolitana Tradicionalista

1 comentario:

  1. Muy evocadora la crónica de la visita a Nápoles, yo estuve hace diez años y tabién me percaté de esos "pequeños detalles" de Hispanidad que se pueden ver por toda la ciudad y en general por toda la región de La Campaña. En el ambito del llamado movimiento asociativo "non conforme" en la cercana y también hispánica Catania existe un enorme centro social llamado CERVANTES, auspiciado por una asociación cultural del mismo nombre: http://progettocervantes.splinder.com/post/22548056/foto-conferenza-cervantes En dicho local, presidido por el Crucifijo, se desarrollan toda clase de actividades sociales (ayuda a los más desfavorecidos, campañas por la justicia social y contra el encarecimiento de la vida, etc.), culturales y deportivas sin recibir ni una sola subvención pública. Por cierto respecto al tema futbolero el Nápoles se clasificó par la UEFA y los rojazos del Atalanta (pese a ser ricos del norte en su grada han sacado hasta pancartas de Stalin) se han ido a segunda.

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