jueves, 22 de abril de 2010

De la máxima actualidad: O Juan Carlos el usurpador liberal, o Don Sixto Enrique de Borbón. ¡CATÓLICO DESPIERTA!


León XIII, los carlistas y la monarquía liberal, de P. José CORBATÓ Y CHILLIDA. (Máximo FILIBERO, pseudónimo) 1894
calidad 2, 2 t., 14,5x20, 743 pág. : 44 € Pedidos y Pagos

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Fracaso rotundo por engaño astuto, fue la política del ralliement arrancada del corazón de León XIII. Así lo reconoció aún un Vegas Latapié, alfonsino viceral cuyo análisis al respecto se encuentra en nuestro catálogo.

Pero mejor que libro alguno en esta materia, es éste, del célebre P. Corbató y Chillida, con seudónimo de Máximo Filibero, el que responde sin falla a la interpretación laxa de las palabras de León XIII, con una antología de condenaciones pontificias de las libertades de perdición del liberalismo. Es un proceso y una demostración: es el proceso del régimen liberal, responsable de todos los infortunios que pesan sobre nuestra desgraciada España, y la demostración más concluyente de que la sustancia del pleito que se ventilaba entre los defensores del lema de Dios, Patria y Rey y los partidos liberales que prestan apoyo á la actual monarquía, era y es asunto de principios y no cuestión de intereses dinásticos.
Más actual que nunca es el grito lanzado hace más de un siglo por un ilustre prelado español:

«Nuestro siglo ha quitado á los buenos hasta la ocasión del mérito. No los persigue á nombre de la impiedad, los censura á nombre de la Religión».

Si los demo(no)liberales que se dicen católicos amasen de veras la religión y la patria, deberían estar convencidos, por dos siglos de expe­riencia, de lo vano é ineficaz de sus propósitos de reivindicar la neutralidad del régimen, o aún convertir en amparo de la Iglesia uno que es esencialmente anticristiano. No está en la mano de los hombres cambiar la naturaleza de las cosas, ni romper el encadenamiento lógico de las ideas y de los aconteci­mientos; y un trono levantado para que en él tomaran asiento los prin­cipios liberales, viene á ser á manera de hipóstasis del liberalismo en la nación española, sin que nada pueda destruir ese vínculo que es ley fatal de su existencia.
Conocido es aquel cantar que se oía por las calles de Madrid en vísperas de las horribles escenas del 17 de Julio del año 1834, como anticipo del odio consumado un siglo después:

Que muera Cristo, Viva Luzbel, Muera D. Carlos, Viva Isabel.

¿En qué han variado las circunstancias para que se pretenda romper esa asociación de ideas?
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4 comentarios:

  1. «Nuestro siglo ha quitado á los buenos hasta la ocasión del mérito. No los persigue á nombre de la impiedad, los censura á nombre de la Religión»

    Se lo podemos aplicar al artículo del Cardenal Cottier de la entrada anterior ¿no?

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  2. Desde el siglo XIX la curia romana se dividió en dos bandos: zelanti i politicanti. Muchos papas venían de la carrera diplomática. También había muchos precedentes históricos de que Roma prefirió salvar los muebles a tener espíritu de mártir. Entre los papas no diplomáticos están San Pío X, gran reformador en el buen sentido católico, y Benedicto XVI. Encomendemos misas, recemos y hagamos penitencia con fervor para que el Santo Padre tenga fuerza para la Reforma católica necesaria y restaurar la Fe y la moral en la Iglesia.

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  3. En los Círculos Carlistas se rezaba "Por la conversión de León XIII", ¡y eso que doctrinalmente, en el ámbito de la teoría política, era impecable, antiliberal! Si desde hace 40 años años desde Roma se vienen apoyando teóricamente ciertos principios del liberalismo (como la libertad religiosa) ¿como es que ahora surgen por ahí grupúsculos pseudocarlistas vaticanistas y poco menos que papólatras? Es una paradoja sorprendente, que hay que explicarlo o por la desorientación o por el interés que determinadas sapinities tienen en controlar el Carlismo.

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  4. No te preguntes que hace el clero por la Cristiandad, pregúntate que estás haciendo tú.
    ¿Has encargado misas y rezos sin pausa en conventos de estricta observancia? ¿Has vendido ya tu hacienda por la Santa Causa? Si eres carlista y no te preparas para volver al monte o te falta algo o no eres hombre.
    Fray Jerónimo.

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